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¿De verdad necesitas una tarjeta de crédito? Alternativas modernas: BNPL, apps y tarjetas virtuales

22 de abril de 2025

Las tarjetas de crédito han sido durante décadas una herramienta básica para gestionar pagos, aplazar compras y acceder a financiación rápida. Sin embargo, en los últimos años han surgido alternativas digitales que están cambiando la forma en la que los jóvenes y no tan jóvenes gestionan su dinero. ¿Sigue siendo imprescindible tener una tarjeta de crédito? ¿Qué opciones existen hoy en día para comprar a plazos, pagar online o controlar tus gastos? En esta entrada te explico las diferencias, ventajas y riesgos de las tarjetas de crédito tradicionales frente a las nuevas soluciones como el “Buy Now, Pay Later” (BNPL), las apps financieras y las tarjetas virtuales.

¿Qué es una tarjeta de crédito y cómo funciona?

Una tarjeta de crédito es un medio de pago que te permite comprar ahora y pagar después. El banco te concede un límite de crédito mensual y tú puedes gastar hasta esa cantidad. A final de mes, puedes pagar todo lo gastado (sin intereses) o aplazar el pago y devolverlo poco a poco (con intereses, que suelen ser altos).

Ejemplo práctico:
Si tienes una tarjeta con un límite de 1.000 euros y gastas 500 en compras, puedes devolver los 500 a final de mes o pagar solo una parte y aplazar el resto, pagando intereses por el dinero que no devuelvas.

Ventajas y riesgos de las tarjetas de crédito

Ventajas:

  • Te permiten comprar aunque no tengas saldo en ese momento.
  • Son útiles para emergencias o gastos imprevistos.
  • Ofrecen seguros y protección en compras online.
  • Ayudan a construir tu historial crediticio si las usas bien.

Riesgos:

  • Los intereses por aplazar pagos suelen ser muy altos (a veces más del 20% TAE).
  • Es fácil perder el control y gastar más de la cuenta.
  • Si no pagas a tiempo, puedes acabar endeudado y con problemas de morosidad.
  • Algunas tarjetas tienen comisiones de mantenimiento o por retirada de efectivo.

¿Qué es el “Buy Now, Pay Later” (BNPL)?

El BNPL, o “compra ahora, paga después”, es una alternativa digital a la tarjeta de crédito que permite dividir el pago de una compra en varias cuotas, normalmente sin intereses si pagas a tiempo. Empresas como Klarna, Aplazame, Scalapay o PayPal ofrecen este servicio en muchas tiendas online y físicas.

Ejemplo práctico:
Compras unas zapatillas por 120 euros y eliges pagarlas en 3 cuotas de 40 euros cada una, sin intereses. Si pagas cada cuota a tiempo, no pagas nada extra. Si te retrasas, pueden cobrarte una comisión fija.

Ventajas y riesgos del BNPL

Ventajas:

  • No necesitas tener una tarjeta de crédito ni pasar por el banco.
  • El proceso es rápido y sencillo, sin papeleo.
  • Normalmente no hay intereses si pagas a tiempo.
  • Puedes gestionar los pagos desde la app o la web de la tienda.

Riesgos:

  • Si te retrasas en un pago, pueden cobrarte comisiones o penalizaciones.
  • Es fácil acumular varias compras a plazos y perder el control del gasto.
  • No siempre se informa claramente de las condiciones.
  • No ayuda a construir historial crediticio como una tarjeta tradicional.

Apps financieras y tarjetas virtuales: el futuro de los pagos

Las fintech han lanzado apps y tarjetas virtuales que permiten gestionar el dinero de forma más flexible y segura. Estas tarjetas no existen físicamente, sino que se generan en la app y puedes usarlas para comprar online o en tiendas físicas (añadiéndolas a Google Pay o Apple Pay).

Ejemplo práctico:
Abres una cuenta en una app como Revolut, N26 o Bnext, creas una tarjeta virtual y la usas para pagar en internet. Si quieres, puedes crear una tarjeta nueva para cada compra, lo que aumenta la seguridad.

Ventajas:

  • Mayor control: puedes bloquear o eliminar la tarjeta en segundos si hay un problema.
  • Seguridad: tus datos reales no se comparten con la tienda.
  • Sin comisiones ocultas: muchas apps no cobran por crear o usar tarjetas virtuales.
  • Facilidad para viajar: puedes pagar en otras monedas con menos comisiones.

Riesgos:

  • No todas las tiendas aceptan tarjetas virtuales.
  • Si pierdes el móvil o la contraseña, puedes quedarte sin acceso temporalmente.
  • Algunas apps cobran por servicios premium o por retirar efectivo.

¿Qué opción es mejor para ti?

Depende de tus necesidades y hábitos de consumo:

  • Si necesitas financiación a largo plazo o quieres construir historial crediticio: La tarjeta de crédito puede ser útil, pero úsala con responsabilidad y paga siempre a final de mes.
  • Si solo quieres aplazar compras puntuales sin intereses: El BNPL es rápido y sencillo, pero controla el número de compras para no perder el control.
  • Si buscas seguridad y control en tus pagos online: Las tarjetas virtuales y las apps financieras son ideales para evitar fraudes y gestionar tus gastos.

Consejos para elegir y usar bien estas herramientas

  1. Compara condiciones: Antes de aceptar una tarjeta, un BNPL o una app, revisa comisiones, intereses y condiciones de uso.
  2. No gastes más de lo que puedes pagar: El mayor riesgo de todas estas opciones es caer en el sobreendeudamiento.
  3. Lleva un registro de tus pagos aplazados: Usa una hoja de cálculo o una app para saber cuánto debes y cuándo tienes que pagar.
  4. Aprovecha las ventajas, pero no abuses: Usa estas herramientas para facilitar tu vida, no para gastar más de la cuenta.
  5. Protege tus datos: Usa contraseñas seguras y activa la verificación en dos pasos en todas tus apps financieras.

El futuro de los pagos: ¿adiós a la tarjeta de crédito tradicional?

Cada vez más jóvenes prefieren las alternativas digitales a la tarjeta de crédito clásica. Las apps, el BNPL y las tarjetas virtuales ofrecen más flexibilidad, menos comisiones y mayor control. Sin embargo, la tarjeta de crédito sigue siendo útil para quienes saben usarla bien y quieren aprovechar sus ventajas (seguros, historial crediticio, promociones).

Lo importante es conocer todas las opciones, entender sus riesgos y elegir la que mejor se adapte a tu estilo de vida y a tus objetivos financieros. Recuerda: la mejor herramienta es la que te ayuda a controlar tu dinero, no la que te lleva a gastar más.